Jaguar
El jaguar es una subfamilia del género Panthera, por lo que está emparentado con otras especies de grandes felinos, como son el tigre o el león. De hecho, de los grandes felinos, el jaguar es el tercero más grande de todos después justo de los mencionados. Se trata de un animal que se caracteriza por un pelaje amarillento y cubierto de manchas oscuras, que es su signo identificativo más relevante a la hora de distinguirlo de otros felinos.Se trata con diferencia de uno de los carnívoros más importantes de toda América, que constituye su hábitat natural. De hecho, actualmente podemos encontrar poblaciones de jaguares desde el sur de los Estados Unidos hasta el norte de Argentina, siendo especialmente importantes las poblaciones situadas en Centroamérica y sobre todo la selva del Amazonas.
¿Por qué está en peligro de extinción?
El hábitat natural está establecido en el centro y una buena parte del sur del continente americano, lo que incluye la selva del Amazonas. De hecho, actualmente, la principal amenaza que está diezmando las poblaciones de jaguares es la deforestación del Amazonas, que avanza a pasos agigantados para obtener nuevas tierras de cultivos (especialmente aquellos destinados al cultivo de palma y soja). Esta destrucción acelerada de su hábitat natural hace que el jaguar tenga más dificultades para cazar y para reproducirse, lo que a su vez contribuye a que las poblaciones de jaguares se vean todavía más dañadas por el efecto de la deforestación del Amazonas.
Sin embargo, es cierto que, aunque la destrucción de su hábitat sea la principal amenaza a la que se enfrenta la especie, no es la única. A la deforestación del Amazonas habría que incluir la caza furtiva, el tráfico ilegal de animales exóticos y las trampas de los campesinos, que persiguen a este animal ya que constituye una especie que ataca al ganado. De este modo, a pesar de las leyes que se han implementado en algunos países con el fin de protegerlo, la realidad es que se trata de una especie que cada vez se encuentra más amenazada y que, si no hacemos algo para remediarlo, es muy probable que en los próximos años esté abocado a su extinción.
Así, hay que colaborar en todo lo posible para conseguir reducir estos daños, no solo para los jaguares sino para muchas más especies y el medio ambiente en general.
Papel ecológico del Jaguar
El jaguar adulto es un superpredador, por lo tanto se encuentra en lo más alto de la cadena trófica y no tiene predadores en estado salvaje. También está considerado como especie clave en cuanto predador focal, teniendo en cuenta que estos félidos mantienen la integridad estructural de los sistemas forestales mediante el control de los niveles de población de sus presas, como mamíferos herbívoros y granívoros. Sin embargo resulta difícil determinar con precisión el efecto que tienen especies como esta sobre los ecosistemas, pues es necesario comparar los datos de regiones donde la especie está ausente y sus hábitats actuales, a la vez que se controlan los efectos de la actividad humana. Se acepta que la población de las especies de sus presas de tamaño medio aumenta cuando no hay superpredadores, y se supone que esto tiene efectos negativos en cascada sobre su entorno. Sin embargo, algunos estudios de campo realizados en lugares donde los grandes félidos están ausentes han mostrado que las variaciones podrían ser naturales y que los incrementos de población de sus presas podrían no ser significativos, por lo que la hipótesis del Jaguar como especie clave no está apoyada por toda la comunidad científica.
También tiene efecto sobre otros predadores. El jaguar y el puma, el segundo mayor félido de América, a menudo son simpátricos (especies relacionadas que comparten territorios que se superponen) y a menudo se los ha estudiado conjuntamente. Allí donde se presenta la simpatría, el puma es más pequeño de lo normal y más pequeño que los fenotipos locales de Panthera onca. P. onca tiende a capturar las presas más grandes, y el puma piezas más pequeñas, lo que redunda en un menor tamaño de este último. Sin embargo, esta situación puede resultar ventajosa para el puma, pues su abanico de presas más amplio y su capacidad de capturar presas más pequeñas, podría darle ventaja en entornos alterados por los humanos; El puma tiene actualmente una distribución significativamente más amplia.
Estado poblacional
Las poblaciones de este gran félido se encuentran actualmente en declive. El animal está catalogado como especie casi amenazada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), lo que quiere decir que podría estar amenazado de extinción en un futuro próximo. La pérdida de parte de su ámbito de distribución, incluida su práctica eliminación de sus áreas históricas en el norte, así como la creciente fragmentación de las zonas restantes, ha contribuido a su estatus actual. Durante los años 1960 hubo un declive especialmente significativo, con más de 15 000 pieles de esta especie extraídas de la Amazonia brasileña cada año; gracias a la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora Salvaje Amenazadas (CITES) de 1973, se produjo una drástica disminución del comercio de pieles. Un estudio detallado que se realizó bajo los auspicios de la Wildlife Conservation Society (WCS) reveló que ha perdido el 37% de su distribución histórica y se desconoce su situación en un 17% adicional. Un aspecto más favorable fue que la probabilidad de supervivencia a largo plazo fue considerada elevada en un 70% de la distribución actual, especialmente en la cuenca del Amazonas y las regiones adyacentes del Gran Chaco y el Pantanal.
Acciones para su conservación en México
El jaguar es considerado, por su relevancia ecológica y social, como una especie prioritaria para la conservación en México de acuerdo a la normatividad en materia ambiental. La Ley General de Vida Silvestre establece que las especies prioritarias para la conservación son aquellas que determina la autoridad y que merecen atención especial por sus características, como ser especies clave, emblemáticas, carismáticas y factibles de recuperación. Además el jaguar se encuentra incluido en la norma mexicana de especies en peligro (NOM.059 ECOL 2001) y su cacería está vedada en el Diario Oficial de la Federación desde 1987. En los últimos años se ha avanzado mucho en materia de conservación del jaguar en México.

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